MULTADO POR NAVEGAR EN EMBARCACIÓN
Carlos Valhuerdi Obregón. 21
de noviembre del 2009.
El señor
Elio Rivero Monzón, el pasado día 20, fue multado, por navegar en una embarcación rústica, por el sub-archipiélago Jardines
del Rey, al norte de Villa Clara.
Monzón Rivero, residente del municipio Sagua La Grande, hace dos semanas
se encontraba en labores de pesca, en una chalupa sin nombre en las cercanías de cayo Esquivel, al norte de su localidad,
según informó su hermano Luís Enrique Monzón Rivero, miembro del Partido Solidaridad Democrática, (PSD).
Pasado ese
tiempo, fue sancionado por el Capitán de Puerto en Caibarién, Alfredo Fundora González, con una multa cuya cuantía asciende
a 3000 pesos cubanos en moneda nacional, por haber utilizado una embarcación tosca y sin designación.
En Cuba, las
leyes de pesca y adquisición de barcos pesqueros, son controladas por el Ministerio del Interior, a los interesados se les
investiga y analiza política e ideológicamente, para después otorgárseles un carné, junto con una Licencia de Autorizo de
Pesca. En muchos casos estos trámites terminan en una respuesta negativa.
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El tan próspero
puerto de Sagua La Grande ya no exhibe el orgullo de antaño. Pudo haber sido el más própero de la Isla de Cuba por su envidiable
situación geográfica y casi lo logra a mediados del siglo pasado (XX) de no ser por el freno que tuvo en 1959.
Su historia dice todo sobre el entusiasmo que los sagueros
de todos los tiempos le dieron a su amado puerto. El 24 de Octubre de 1843 se organiza de forma provicional la Aduana
del Puerto de Sagua La Grande, nombrándose un Administrador-Tesorero,un Oficial-Interventor y un escribiente. Quedando, en
1844, habilitado el Puerto de Sagua solo para la exportación.En 1848 se había habilitado el Puerto para el comercio de importación,
limitándose a maderas y maquinarias para ingenios,con resultados tan asombrosos que provocaron mayores aperturas en 1847.
Así nació el Puerto de Sagua que muy pronto superaría a Nuevitas, Gibara, Manzanillo,Santa Cruz del Sur,Baracoa, Remedios,entre
otros que desde hacía años gozaban de libertades mercantiles. En 1857 el Puerto aún no estaba habilitado para importaciones
pero continuaban los pedidos por parte del Administrador Interino Don Antonio Balaguer y la negación del Administrador
General de Rentas Marítimas.La Aduana continuaba en la Villa de Sagua,pero en 1858,con la construcción del ferrocarril
a Isabela, el tiempo se redujo considerableblemente y la carga aumentó de manera extraordinaria,siendo esto un impulso definitivo
a la economía.La esperada habilitación total del Puerto de Sagua llegó en el año de 1960, estableciéndose además una línea
de vapores de hierro y hélices entre Nueva York y Sagua La Grande, y en Mayo de 1861 se establece un barrio marítimo en Isabela
de Sagua para facilitar de esta forma las operaciones de despacho con una sección de la Aduana de Sagua, trasladándose definitivamente
en 1865 a la Isabela. El crecimiento se hacía contínuo,y en el año 1879 entraron al Puerto 304 buques.El 1ro de Julio de 1884
quedaron reunidas en una sola oficina la Administración de Rentas y la Aduana del Puerto.El siglo XX fue de constante progreso
para el Puerto,estableciéndose records en 1919 cuando se recibieron más de 45 000 toneladas de mercancías y en 1946 que se
embarcan la imsionante suma de 400 000 huacales de piña; 1948: 2 300 000 sacos de azúcar refino de 100 libras y 7 000 000
de galones de miel final,además de 5 000 000 galones de alcohol. En el año 1958 arriban 149 buques;136 en lastre que salieron
con cargamentos de azúcares;10 con carga de importación y 3 en arribada forzosa; fueron exportados 2 922 172 sacos de azúcar,
655 355 de azúcar refino,25 000 de azúcar turbinados y 6 099 000 galones de mieles finales. Se importaron además 5 146
fardos de sacos vacíos para envasar azúcar;1 157 953 kilos de maderas;5 000 sacos de alúmina;1 101 481 kilos de carbonato
de soda y 59 756 kilos de methanol que entraron en trasbordos en casillas de ferrocarril. A partir de 1959 tanto importación
como exportación comenzó a descender, desapareciendo la Aduana, y en 1998,tenemos que solo un buque entró al Puerto de Isabela
según reporta una revista Bohemia de ese mismo año.
"Lo que el viento se llevó". Adios amada Isabela.
nota: el sitio:
http://isabeladesagua.tripod.com tiene muy buen recuerdo
gráfico de lo que fue el glorioso pasado de "La Isabela".
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¡Se acabó la sal!
Enrique Carrillo, Cubanacán Press
PLACETAS, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - El comentarista deportivo Héctor Rodríguez en medio de las
trasmisiones de los juegos de pelota por la TV Cubana, cada vez que algún pelotero hace una buena engarzada, exclama ante
el micrófono: "Esta jugada hay que anotarla entre signos de admiración".
Ahora yo le propongo a Rodríguez que anote ésta, que es mala, también entre signos de admiración.
Cuba está rodeada de agua salada. De hecho todas nuestras fronteras son marítimas y existen grandes
salinas de excelente calidad, utilizadas incluso para la exportación, principalmente en las provincias orientales. También
en la costa norte villaclareña creo que existen dos.
Y ahora vienen los signos de admiración: ¡Increíble! El 25 de de abril no se fabricó el pan de la famosa
"Cadena del Pan" en Placetas por falta de sal. Ha pasado otras veces, y hasta la cuota, limitada a 12 onzas que se venden
por persona al mes por la tarjeta de racionamiento, a veces falta.
Recuerdo que antes la pequeña salina de Isabela de Sagua abastecía a toda la provincia de Las Villas
del preciado Cloruro de Sodio.
Hoy escasea la sal en las cocinas placeteñas. Sin embargo los administradores de las bodegas y jefes
de almacenes de las empresas de comercio la venden a dos pesos la libra. ¿Quién entiende eso?, se preguntan muchas personas.
También los "merolicos" la comercian en las calles a tres pesos.
Héctor bien podría poner este problema entre signos de admiración o podría pronunciar en la Asamblea
Nacional del Poder Popular, de la que es diputado, su archifamoso Uh uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, pronunciado cada vez que
una jugada es apretada y existen dudas de lo que cantó el árbitro.
¡Si el Comandante se enterara de la desgracia de los habitantes en la Villa de los Laureles! Seguramente
dedicara una de esas tardes-noches del jueves a analizar el asunto.
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